Impacto del petróleo en Latinoamérica tras los ataques de EE. UU. a Irán
El ataque de EE. UU. a Irán ha generado una volatilidad significativa en los mercados petroleros, pero el impacto en América Latina, aunque potencialmente positivo para los exportadores, está matizado por factores estructurales y riesgos globales que exigen una lectura experta y prudente de los acontecimientos.

Tensión y volatilidad tras los bombardeos
El ataque de Estados Unidos a instalaciones nucleares iraníes ha reconfigurado de manera abrupta el tablero energético internacional. En un contexto de alta sensibilidad geopolítica, la reacción inicial de los mercados fue de máxima tensión, anticipando una escalada en los precios del crudo por el temor a una disrupción en el suministro global, especialmente ante la amenaza latente de un bloqueo del estratégico Estrecho de Ormuz, por donde transita cerca del 20-25% del petróleo mundial. (leer también)
Oscilaciones inesperadas en los precios
En los días previos y posteriores al ataque, los precios del petróleo experimentaron movimientos contradictorios. Inicialmente, el barril de Brent y el WTI repuntaron, acercándose a los 78 dólares, con un alza del 13% respecto a los niveles anteriores al conflicto. (te puede interesar) Sin embargo, tras la represalia iraní —un ataque con misiles a una base estadounidense en Catar, sin daños significativos—, el mercado sorprendió con una fuerte caída: el WTI retrocedió más de un 6%, situándose por debajo de los 70 dólares, mientras que el Brent bajó a 72 dólares. Este comportamiento, contrario a los pronósticos más extendidos, se explica porque la amenaza de cierre del Estrecho de Ormuz no se materializó y porque Irán, lejos de buscar un bloqueo, necesita mantener sus exportaciones para financiar la reconstrucción interna.
Factores estructurales que moderan el impacto
El análisis de firmas como Goldman Sachs y JP Morgan coincide en que, aunque un cierre efectivo del Estrecho de Ormuz podría llevar el crudo por encima de los 100 dólares, el impacto sería probablemente limitado y transitorio. Hay un exceso de oferta global, en parte debido a un crecimiento económico mundial más lento, y los inventarios de crudo en países como China —principal comprador del petróleo iraní— permanecen elevados. Además, la capacidad de respuesta militar de Estados Unidos y la presión internacional sobre Irán actúan como frenos a una escalada prolongada en los precios.
América Latina: entre la oportunidad y la cautela
Potenciales beneficiarios y matices regionales
Para América Latina, la volatilidad del petróleo abre un abanico de oportunidades y desafíos. Países exportadores como Venezuela, Colombia, Ecuador y Guyana podrían verse beneficiados por un eventual repunte sostenido en los precios, incrementando sus ingresos fiscales y de exportación. Incluso Brasil y Argentina, aunque menos dependientes, podrían experimentar efectos positivos en sus balanzas energéticas. En el caso de México, hoy importador neto, la estatal Pemex podría capitalizar un entorno de precios altos.
Sin embargo, la región no es inmune a los riesgos globales: una subida abrupta del crudo podría alimentar la inflación y encarecer los costos de importación de combustibles en economías no productoras o con subsidios elevados, generando presiones sociales y fiscales. Además, la posibilidad de una recesión internacional derivada de un shock energético afectaría la demanda de exportaciones latinoamericanas en general.
Perspectiva de corto y mediano plazo
Pese a la retórica belicista y la incertidumbre, el mercado ha mostrado una resiliencia notable, reflejando la complejidad de los factores en juego: la disuasión militar, la sobreoferta global, los altos inventarios y la necesidad de divisas de los países productores. La región latinoamericana, lejos de ser un mero espectador, se posiciona como actor relevante en el nuevo ciclo energético, aunque la magnitud y duración de los beneficios dependerán de la evolución del conflicto y de la capacidad de cada país para gestionar la volatilidad y capitalizar las oportunidades emergentes.
En síntesis, el ataque de EE. UU. a Irán ha generado una volatilidad significativa en los mercados petroleros, pero el impacto en América Latina, aunque potencialmente positivo para los exportadores, está matizado por factores estructurales y riesgos globales que exigen una lectura experta y prudente de los acontecimientos.
Fuentes: elpais.com | as.com | eltiempo.com